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¡Bendito temor!

¡BENDITO TEMOR!
Salmo 25:12-15

¿Quién es el hombre que teme a Jehová?

Él le enseñará el camino que ha de escoger.

Salmo 25:12

El temor es considerado un retroceso en el crecimiento y fiel compañero de la cobardía. Un obstáculo en el éxito que no aparece en el vocabulario de los triunfadores. Con esto en mente, vamos a las páginas de la Biblia considerando que el temor al Señor es una especie de miedo santo que suprime nuestra plenitud. Nada más alejado del concepto bíblico.

David, abre las puertas de par en par para mostrarnos los beneficios del temor al Señor. Ese que no se relaciona con la cobardía sino con la valentía de estar en un terreno donde no muchos desean estar por sentirse restringidos por un Dios Santo.

Una sociedad que no permite el análisis sino el pensamiento colectivo es en realidad cobarde. Etiquetar a quienes piensan diferente es fruto del retroceso, dicen. Pero la Biblia nos muestra a un Dios que instruye al que le teme. El discernimiento es el fruto de aquellos quienes viven a sus pies. La falta de criterio está entre las masas, no con el creyente que teme.

El apóstol Pablo escribió de una manera tan abundante respecto a la importancia de tener una mente renovada, no conformista. Una mente que inquiere y que es capaz de poner filtros para evitar ser arrastrado por la corriente de este mundo. (Rom. 12:1-2; Fil. 4:8)

La prosperidad no está circunscrita a la parte material del hombre. Es bien sabido que aquellos que han prosperado en esta área no logran saciar el bienestar de su alma. La plenitud es exigente, no se conforma con una cuenta de banco, posesiones, logros y todo cuanto nos aleja de ella. La prosperidad del alma no es conformismo sino satisfacción. Esto también es fruto del temor reverente.

Pero aquí no termina, el salmista dice que el temor produce intimidad. Allí donde la voluntad divina se revela en toda su plenitud. El Señor no cuenta sus secretos a todos, ese privilegio es solo para los que le temen. La confianza es una joya divina.

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