La hombría ha quedado relegada para dar paso a una figura adaptable a las demandas de una generación marcada por la confusión. El hogar de Jesús estaba compuesto por la integridad inamovible de su padre terrenal. José, no cedió a sus deseos ni temores, sino procuró el bienestar de su prometida en todo momento.Su obediencia fue fiel aun cuando no comprendía completamente los designios divinos. Los hogares de nuestros días requieren con urgencia varones de integridad y sujetos en todo tiempo a los principios bíblicos. De otra manera ¿cómo podemos esperar impactar a nuestra generación? Pidamos al Señor que nos dé un corazón íntegro y obediente.