Texto: Ezquiel 3: 1-13
Predicador: Mario Cano
Como creyentes nos fue encomendado el ir y hacer discípulos a todas las naciones. Es nuestra responsabilidad compartirle a nuestros conocidos sobre el Señor Jesús y su sacrificio en la cruz para salvarnos de la condenación eterna. Una misión como la que le fue encomendada a Ezequiel durante el cautiverio del pueblo. A él le fue dicho que de no cumplir con su propósito, la sangre de quienes cayeran en juicio le sería demandada a él. ¿Estamos conformes con la labor que hacemos?