La labor y servicio de los testigos es personal, pero todo testigo sale de una iglesia. Al ser enviados, los testigos adquieren responsabilidades con la iglesia local a la que le rendirán cuentas; así como la iglesia adquiere responsabilidades para los testigos. La misión de Dios no es una tarea solitaria, sino que corresponde a la iglesia y los testigos juntos.